Deriva de Perlas
Arrastra la marea infinitésimos soles
Perlas de oro dispersa por la playa
Las moja de arena y las rueda evanescentes
Coronas de otros mundos llegando a estas orillas.
Limpia es su sed y es su deseo
De Océano hacer astro,
Que espúmese y perfume
En el limen del Alba.
Incesantes mareas terrestres repiten a través de la luna la pulsación del cosmos en las masas del agua. Gravitación que arrastró semillas de vida generando ríos en el Océano al principio de la vida en esta Tierra, casa y jardín de la móvil Existencia. Este río de curvaturas, agua fluyendo en el agua, lleva consigo con imparable fuerza miríadas de diminutos soles, nuestras Almas. Los destellos de la luz solar dispersos en la arena mojada son su carcasa etérea. Cuando los enfocamos se tornan perlas de oro, pero llevan adherida la arena del planeta, de esta playa. La tierra las fecunda y las reboza con infinitésimas conchas ancestrales que cubren su esplendor áureo con restos de otras fundas, de otras almas transpersonales que evanescentemente repiten otro ciclo anímico de la Vida en el Planeta, el de mi existencia observadora y rodante en el Samsara. La rueda es corona y camino del astro, anillos de retorno que llegan a la orilla.
La
segunda estrofa nos habla de la intención transcendental de las
almas transpersonales que alcanzan la existencia humana desde la
marea estelar de la que nos habló la primera. Limpia, espontánea,
pura es esa intención primigenia de las corrientes del Samsara en
toda su evanescencia. El deseo, la sed de ser tiene un propósito,
sigue una gravitación particular: irradiar Luz con una alquimia
arcana y sanadora, la del Alba, hermana de la Noche. El
camino hacia
la
transparencia
es a través del abrazo
de nuestras propias contradicciones. Llegar
a la luz desde el agua, un
camino de vuelta a casa, haciendo astro, estrella, desde las
profundidades del inescrutable y
titánico Océano.
Es
el paso desde el Titán al Dios, desde el Asura al Deva, desde la
oscuridad a la Luz, desde el ego limitado a la perspectiva de
infinitud.
Claro
es el deseo y la alquimia sigue las sendas de la espuma: aire en el
agua, pompas de soles distintos a los soles que ruedan sobre la
arena, mundos en los que la luz se curva en la cúpula superficial
infinitésima de las fugaces burbujas. Esa frágil evanescencia de
mundos, ya sea en perlas de oro o en espumas de Universos liminales,
esa persistencia de apariciones y desapariciones en
el encuentro de la Luz con el Agua, llena el aire de etéreas
fragancias marinas. La espuma es el agua queriendo forma de flor
aérea, y es una prefiguración limitada del loto, la
manifestación fugaz de una belleza superior.
Cuando llena de luz su deseo, brilla en los diminutos cristalinos que
cantan al Alba, el
limen
de la Usha ancestral. La
acción doble de “espumar” y “perfumar” es recogida en la
Rosa del Alba. El Alma humana de manera espontánea busca expresar el
Amor. Incluso en nuestros deseos más torpes y limitados resuenan los
ecos de hacer astro del titánico Océano. Este
hacer es un desvelar que
impulsa el Gran
Viaje
del desvelar,
no
un acto egoico.
La alquimia de hacer Astro del Alma humana es el gran Viaje del Simurgh. La pluma del Simurgh nos puede aparecer en un viaje por la playa, entre los tesoros que el mar arroja con sus corrientes y olas. Es una invitación para ir en su búsqueda, y su “encuentro”, su existenciación, es el origen de todo conocimiento. Sin embargo, al final del viaje, las almas transpersonales desvelan que el viaje mismo era una ilusión, otra máscara. Las aves, las almas que buscan al Simurgh, al verse reflejadas en un lago, se descubren a sí mismas no solo como aquello que buscaban como un objeto externo, sino como la fuente de todos los nombres y todas las formas, y entienden que el viaje nunca ha tenido lugar, y que no hay Libertad ni Atadura. El movimiento de la marea estelar no es un acto intencional del Mago pequeño del ego, sino un proceso de disolución del velo de la ignorancia, una liberación de la ilusión de la separación y las máscaras para instalarnos en la Unidad Indisoluble de todos los seres. Este es el culmen del viaje del alma que se expresa en la alquimia poética que se produce en un paseo por la playa en el que descubrimos soles a nuestro pies, soles en nuestros cuerpos, Luz en todas partes.
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